El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño.
El tiempo va sobre el sueño hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen oscuras flores de duelo.
Sobre la misma columna, abrazados sueño y tiempo,
cruza el gemido del niño, la lengua rota del viejo.
Y si el sueño finge muros en la llanura del tiempo,
el tiempo le hace creer que nace en aquel momento.
Federico García Lorca, Así que pasen cinco años – leyenda de tiempo, 1933.